No entregues estos objetos perdidos a una persona falsa.

Preparando el terreno para lo que viene

¿Y si despejar el espacio que nos rodea también nos permitiera crear espacio dentro de nosotros mismos? Clasificar, donar u organizar las pertenencias de un ser querido fallecido no es « olvidarlo » ni una falta de respeto. Es un poderoso gesto simbólico, una forma de decir: « Permaneces en mi corazón, pero elijo seguir adelante ».

Una forma amable de afrontarlo es empezar con los objetos menos cargados emocionalmente. Con el tiempo, puedes optar por conservar uno o dos recuerdos importantes —una fotografía, una joya, una carta— y deshacerte del resto. Donar estos objetos a una organización benéfica o a alguien necesitado también puede dar un nuevo significado a este desapego.

El peso emocional oculto en cada cajón.

Aunque creas haber superado el pasado, cada objeto que conservas actúa como una punzada sutil. Abrir un armario, encontrar una camisa olvidada, puede desencadenar una oleada de emociones. Esto mantiene una  fragilidad emocional persistente , a menudo invisible pero muy real.

No se trata de borrar recuerdos, sino de brindarles un espacio de paz en nuestra mente, sin permitir que los objetos se conviertan en una prisión. En definitiva, ¿acaso el verdadero homenaje no reside más en lo que guardamos en nuestro interior que en lo que encontramos en una estantería?

SIGUE LEYENDO EN LA SIGUIENTE PÁGINA 🥰💕

Leave a Comment