Enemigo n.° 2: Deshidratación: cuando las articulaciones pierden su lubricación.

Muchos asumen que beben suficiente agua, pero en realidad la mayoría no lo hace. El líquido sinovial, el “aceite” de las articulaciones, está compuesto principalmente de agua. Sin él, el cartílago se desgasta como goma seca. Con la edad, la sensación de sed disminuye, por lo que el cuerpo simplemente deja de solicitar hidratación.
Consejo: Bebe un vaso de agua justo después de despertar; es una llamada de atención para tus articulaciones. Añade una pizca de sal del Himalaya para ayudar a las células a retener la humedad.
Enemigo #3: Vida sedentaria (hipodinamia)
El cartílago no obtiene nutrientes de la circulación sanguínea como los músculos, sino que los absorbe mediante el movimiento. Imagine una articulación como una esponja: solo “bebe” cuando se comprime y se relaja. Sin movimiento, el cartílago se muere de hambre.
Recomendación: Cada mañana, rota suavemente los hombros, las caderas y las rodillas. No te estires ni te esfuerces demasiado; esto simplemente “aceita” las articulaciones para mantenerlas nutridas.
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