- Regulación de la temperatura corporal: Mediante la sudoración y la evaporación, el cuerpo regula su temperatura. Sin suficiente agua, resulta difícil controlar este calor, lo que puede provocar problemas como el golpe de calor.
- Ayuda a la digestión: el agua ayuda a disolver los nutrientes para que sean absorbidos eficientemente por el sistema digestivo.
- Prevención del estreñimiento: asegura heces blandas, facilitando su evacuación.
- Mantener el equilibrio electrolítico: los electrolitos (como el sodio, el cloruro y el potasio) desempeñan un papel vital en la función muscular y nerviosa del cuerpo.
- Salud de la piel: La ingesta adecuada de agua ayuda a mantener la piel suave y flexible, haciéndola lucir más joven.
- Energía y concentración: La deshidratación puede provocar fatiga y falta de energía. Mantenerse hidratado mantiene la mente ágil.
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