Exceso de sal
Consumir demasiado sal en nuestra dieta puede dañar gravemente nuestros riñones. Cuando consumimos demasiada sal, nuestro cuerpo tiende a retener tanto agua como sal. Esta retención provoca un aumento de la presión arterial, lo que puede dañar los riñones. Además, cuando los riñones no logran eliminar el exceso de sal y agua, puede provocar hinchazón y edema, especialmente en las manos, piernas y pies. Por tanto, es fundamental controlar y reducir el consumo de sal para mantener la salud renal.
Deshidratación
Los riñones dependen de una cantidad adecuada de agua para funcionar correctamente. Cuando se deshidratan, los riñones pueden sufrir una afección llamada azol prerenal, que puede provocar una inflamación aguda de los riñones. Esta inflamación puede progresar a insuficiencia renal aguda o enfermedad renal crónica. Por lo tanto, es vital asegurarse de beber suficiente agua todos los días para favorecer la función renal y prevenir daños.
El sueño
juega un papel crucial en la regulación de la función renal. Dormir lo suficiente ayuda a mantener un ciclo de sueño-vigilia equilibrado, esencial para coordinar el trabajo de los riñones durante un período de 24 horas. La falta de sueño altera este ciclo, lo que provoca un aumento de las hormonas del estrés, lo que puede provocar inflamación de los riñones. Por lo tanto, es importante asegurarse de dormir lo suficiente y con calidad para mantener la salud de los riñones.
Demasiada azúcar
El consumo excesivo de azúcar es un importante factor de riesgo de obesidad, presión arterial alta y diabetes tipo 2, que son causas bien conocidas de enfermedad renal. El azúcar no sólo se encuentra en los postres, sino también en muchos alimentos ricos en carbohidratos y bebidas energéticas. Por lo tanto, es importante controlar y limitar la ingesta de azúcar para reducir el riesgo de enfermedad renal y mantener una salud general óptima.