Una Pareja Desapareció Después De Su Luna de Miel En 1994 — 16 Años Después, Su Hotel Fue…

Después de 16 años de búsqueda, necesitaba ver justicia con sus propios ojos. Llegaron a las 6 de la mañana.
La casa estaba en silencio y las cortinas cerradas. El detective Contreras tocó el portón principal, mientras otros agentes rodearon la propiedad para evitar que don Aurelio escapara por la parte trasera. La empleada doméstica, que había atendido a Carmen dos días antes, abrió la puerta con

expresión confundida y asustada. Don Aurelio no está aquí.
Se fue ayer por la noche. El detective mostró la orden de cateo. ¿Sabe a dónde fue? No me dijo nada específico. Solo tomó una maleta y dijo que regresaría en unos días, pero parecía muy preocupado. Los agentes registraron toda la casa buscando evidencia adicional. En el estudio de don Aurelio

encontraron documentos financieros, correspondencia comercial y una agenda personal que contenía información valiosa. Carmen examinó la agenda mientras el detective revisaba los documentos comerciales.
En las páginas correspondientes a abril de 1994 encontró varias anotaciones crípticas. El 18 de abril tenía escrito: “Nueva pareja, RNE, habitación 237. El 21 de abril decía, “Problema resuelto. RC se encarga. Detective, mire esto. RC podrían ser las iniciales de Ramón Castillo, el dueño de la

empresa de seguridad. El detective Contreras estudió las anotaciones. Y hay algo más.
Mire esta entrada del 25 de abril. Obras de remodelación adelantadas. Área asegurada. Don Aurelio había planeado todo meticulosamente. También encontraron fotografías comprometedoras en una caja fuerte. Había imágenes de varias huéspedes jóvenes en situaciones que sugerían que habían sido drogadas o

estaban inconscientes.
Una de las fotografías mostraba a Rosa en el restaurante privado, visiblemente desorientada. “Estas fotografías confirman el patrón de comportamiento predatorio”, dijo el detective. Don Aurelio no solo asesinó a Rosa y Eduardo, había estado abusando de huéspedes durante años. Carmen sintió náuseas

al ver la fotografía de su hermana.
La imagen capturaba el momento cuando Rosa estaba siendo victimizada, inconsciente del peligro mortal que enfrentaba. Los agentes también encontraron registros de pagos a protección integral del Pacífico, la empresa de Ramón Castillo. Entre 1993 y 1998, don Aurelio había pagado cantidades

significativas por servicios especiales que no estaban documentados oficialmente.
Tenemos que localizar a los empleados de Castillo que trabajaban en 1994, dijo el detective, especialmente al hombre con la cicatriz en el brazo que mencionó Rubén Moreno. Mientras tanto, se había emitido una alerta nacional para localizar a don Aurelio. Su descripción y fotografía fueron

distribuidas a todas las estaciones de policía, aeropuertos y cruces fronterizos. A los 71 años sería difícil que pasara inadvertido por mucho tiempo.
Carmen regresó al laboratorio forense para conocer los resultados preliminares del análisis de los esqueletos. La antropóloga forense, Dra. Laura Mendizábal Ruiz le explicó los hallazgos iniciales. Los restos corresponden a una mujer y un hombre jóvenes consistentes con las edades de Rosa y Eduardo.

La mujer presenta fractura de cráneo que sugiere trauma contundente como causa de muerte. El hombre tiene costillas fracturadas y daño en las vértebras cervicales, posiblemente por estrangulación. Carmen cerró los ojos al escuchar los detalles brutales de cómo habían muerto su hermana y cuñado.

Habían sufrido violencia física antes de morir, lo que hacía el crimen aún más horrible.
¿Cuánto tiempo necesitarán para las pruebas de ADN? aproximadamente una semana para confirmación definitiva, aunque las características físicas y la ubicación del hallazgo ya proporcionan identificación prácticamente certera. Esa tarde, Carmen decidió contactar a los padres de Eduardo para

informarles sobre los hallazgos. La familia Mendoza había perdido la esperanza años atrás, pero merecían conocer la verdad.
Los padres de Eduardo, don Felipe Mendoza Cruz y doña Teresa Herrera Sánchez vivían en Guadalajara. Carmen los visitó personalmente para explicarles toda la situación. Después del shock inicial, expresaron gratitud de que finalmente se supiera la verdad.

Señora Carmen, nosotros siempre supimos que nuestro Eduardo no habría abandonado a Rosa ni a su familia sin explicación. Era un hombre responsable, dijo don Felipe con lágrimas en los ojos. Ahora podremos darle sepultura cristiana y tener un lugar donde visitarlo”, agregó doña Teresa. Durante todos

estos años no sabíamos si estaba vivo o muerto en algún lugar lejano.
Carmen les aseguró que haría todo lo posible para que don Aurelio y sus cómplices pagaran por sus crímenes. La búsqueda del fugitivo había comenzado, pero ella tenía confianza de que la justicia prevalecería después de tanto tiempo. Al día siguiente, el detective Contreras recibió una llamada

importante. Habían localizado a uno de los antiguos empleados de protección integral del Pacífico, Sergio Gutiérrez Morales, de 45 años, quien había trabajado para Ramón Castillo desde 1992 hasta 1999.
Sergio vivía en Tijuana y había construido una nueva vida como mecánico automotriz. Cuando los agentes locales lo contactaron, inicialmente negó cualquier conocimiento sobre eventos en Puerto Vallarta en 1994. Pero cuando le informaron sobre el arresto inminente de don Aurelio y la evidencia

encontrada, Sergio decidió cooperar.
Había vivido con el peso de la culpa durante años y estaba dispuesto a confesar su participación a cambio de consideración legal. Yo era uno de los dos hombres que ayudaron esa noche”, admitió Sergio durante su interrogatorio telefónico. Ramón Castillo nos ordenó ir al hotel Marisol para resolver

un problema que tenía don Aurelio con unos huéspedes.
Esta confesión confirmaba definitivamente la participación de múltiples personas en los asesinatos. Carmen se sintió vindicada. Después de años de ser tratada como una familiar paranoica, la evidencia demostraba que había existido una conspiración real para asesinar a Rosa y Eduardo y ocultar los

crímenes.
El 22 de marzo de 2010, Sergio Gutiérrez Morales llegó a Puerto Vallarta acompañado por agentes federales. A sus años había decidido confesar completamente su participación en los asesinatos de Rosa y Eduardo a cambio de un acuerdo de cooperación con la fiscalía. Carmen asistió al interrogatorio

formal junto con el detective Contreras.
Quería escuchar directamente de labios de uno de los asesinos cómo habían matado a su hermana. Ramón Castillo me llamó la noche del 21 de abril de 1994. comenzó Sergio. Me dijo que don Aurelio tenía un problema serio con unos huéspedes que sabían demasiado sobre sus negocios. Necesitaba que lo

ayudáramos a resolverlo discretamente. ¿Qué tipo de negocios? Preguntó el detective Contreras. Don Aurelio usaba el hotel para lavar dinero del narcotráfico.
También chantajeaba a huéspedes ricos después de drogarlos y fotografiarlos en situaciones comprometedoras. Eduardo Mendoza había trabajado en turismo y entendía demasiado bien las operaciones financieras sospechosas. Carmen sintió que su corazón se detenía. Eduardo había descubierto que don Aurelio

lavaba dinero del narcotráfico y había sido asesinado por esa razón.
Rosa había muerto simplemente por ser su esposa. ¿Qué pasó cuando llegaron al hotel esa noche? Don Aurelio nos explicó que Eduardo lo había confrontado esa mañana acusándolo de operar un esquema de lavado de dinero. Eduardo había amenazado con reportar sus sospechas a las autoridades cuando

regresara a Guadalajara.
Sergio continuó con detalles específicos que solo alguien presente podría conocer. Eduardo bajó al lobby cerca de las 11:30 cargando las maletas. Quería irse inmediatamente del hotel. Nosotros lo interceptamos y lo llevamos al área del restaurante. ¿Cómo lo mataron? Mi compañero Vicente Salazar

Torres lo golpeó con una barra de metal.
Eduardo trató de defenderse, pero éramos dos contra uno. Después lo estrangulamos para asegurarnos de que estuviera muerto. Carmen luchó por contener las lágrimas al escuchar los detalles brutales del asesinato de Eduardo. Era aún más horrible de lo que había imaginado. ¿Y qué pasó con Rosa? Don

Aurelio subió a la habitación y le dijo que Eduardo estaba resolviendo un problema administrativo. La convenció de bajar a tomar algo para tranquilizarse.
Le puso algo en la bebida para adormecerla. La mataron también inmediatamente. Sergio negó con la cabeza con expresión de vergüenza. Don Aurelio abusó de ella mientras estaba inconsciente. Después nos ordenó que la matáramos porque podría recordar algo cuando despertara. Carmen se levantó de la

silla temblando de rabia.
Su hermana había sido violada antes de ser asesinada. Era peor que cualquier pesadilla que hubiera imaginado durante todos estos años. ¿Cómo la mataron? Vicente la golpeó en la cabeza con la misma barra de metal. Ella nunca despertó del efecto de la droga. El detective Contreras pidió detalles

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