Conocida desde tiempos inmemoriales, la miel siempre ha sido símbolo de riqueza y buena salud en las civilizaciones antiguas. Considerada la “sustancia de los dioses”, ahora se reconoce como cura para muchas dolencias.
Además de ser un edulcorante natural, la miel contiene muchas vitaminas y minerales y exhibe propiedades antibacterianas, antifúngicas, antisépticas y curativas naturales.
La miel también contiene antibióticos naturales (ácido fórmico e inhibinas) que previenen el crecimiento bacteriano. Además, contiene antioxidantes (flavonoides).
Un verdadero remedio para enfermedades respiratorias, problemas digestivos, bronquitis, gripe, anemia, trastornos circulatorios, estrés, insomnio, quemaduras, heridas e incluso acné y eczema. No debe administrarse a niños menores de un año, ya que puede causar botulismo infantil.
Existen numerosos tipos de miel: monoflorales (acacia, lavanda, romero, etc.), poliflorales (miel de maquis, miel de montaña, etc.) pero también mieles exóticas como la miel de aguacate o la de almendras.
¡Depende de ti elegir el que más te guste!