Menopausia precoz: 10 señales (y más) a las que prestar atención

¿Sensación de hormigueo o ardor en la boca? Un síntoma poco conocido.

Se habla poco de la sensación de ardor en la boca, común en las mujeres menopáusicas. Este extraño fenómeno, que a veces se acompaña de sequedad o alteración del gusto, se explica en parte por la disminución de los niveles de estrógeno. Al igual que una leve sensación de ardor en la boca, este síntoma suele pasarse por alto injustamente.
Los conocidos sofocos: una alarma corporal bien conocida.

Estas repentinas oleadas de calor, que suben del tronco a la cara y suelen ir acompañadas de sudoración o escalofríos, son síntomas emblemáticos. Se presentan tanto de día como de noche y, en ocasiones, pueden dificultar el sueño.

Cambios de humor:
Irritabilidad, fatiga nerviosa, ansiedad e incluso momentos de melancolía: la menopausia también altera el cerebro. La disminución de estrógenos altera la producción de serotonina, la hormona de la felicidad. Como resultado, las emociones se vuelven más inestables y, a veces, impredecibles.

Noches interrumpidas, paz perturbada.
Dificultad para conciliar el sueño, despertares frecuentes, fatiga persistente… Los sudores nocturnos y la agitación hormonal alteran gravemente el sueño. Este círculo vicioso agota tanto el cuerpo como la mente.
Niebla mental: cuando el cerebro se apaga.

¿Tienes problemas para concentrarte? ¿Seguir una conversación? ¿O encontrar esa palabra maldita en la punta de la lengua? Este fenómeno, a menudo descrito como “niebla mental”, puede estar directamente relacionado con fluctuaciones hormonales.

Hormigueo, pinchazos… ¿Y si es hormonal?
Sensaciones inusuales en las manos o los pies, como entumecimiento, picazón u hormigueo, pueden ocurrir debido al daño nervioso relacionado con la disminución de estrógeno.

Ojos secos y visión borrosa: un efecto secundario inesperado

La sequedad ocular es común durante la menopausia. Las glándulas que hidratan naturalmente los ojos se vuelven menos eficaces, lo que causa irritación y molestias visuales.

Un olor corporal cambiante.

Algunas mujeres notan cambios en su olor corporal. La sudoración se vuelve más abundante y, en ocasiones, más ácida. Este fenómeno se debe a cambios hormonales y al aumento de ciertas bacterias en la piel.

Cabello fino, piel tirante.
Cuanto menos estrógeno hay, más seca, fina y sensible se vuelve la piel. El cabello se afina y pierde volumen, y puede aparecer una ligera pelusilla en el rostro. Estos cambios se pueden ralentizar con un cuidado adecuado y un estilo de vida equilibrado.
E incluso… Problemas digestivos.

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