¡La vitamina número 1 que puede detener la demencia y aumentar tu esperanza de vida!

Vitamina D:   Si bien técnicamente es una hormona, favorece la memoria, el estado de ánimo y la función cognitiva. Su eficacia depende de nutrientes como el magnesio, el zinc, el boro y la vitamina K2.

Ácidos grasos omega-3 (DHA y EPA):   Estas grasas esenciales constituyen una gran parte de la estructura cerebral y son cruciales para la memoria, la regulación del estado de ánimo y la protección de las células nerviosas. Su deficiencia se ha relacionado con el insomnio y la depresión.

Un enfoque preventivo y nutricional del envejecimiento

En lugar de esperar a que aparezca la enfermedad, debemos apoyar de forma proactiva la salud cerebral priorizando los nutrientes clave. Los alimentos integrales y mínimamente procesados ​​—no solo los suplementos— son la forma más eficaz de nutrir el cerebro.

Si nos mantenemos informados y tomamos decisiones conscientes sobre nuestra alimentación y rutinas, podemos ayudar a proteger la función cognitiva, ralentizar el deterioro mental y disfrutar de una vida más lúcida y plena a medida que envejecemos.

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