¿Y si la verdadera belleza consistiera en amar lo que tienes?
¿La conclusión principal? Los hoyuelos de Venus no son una meta a alcanzar ni una prueba de perfección. Son simplemente una variación natural, como el color de ojos o la forma de la nariz.
Y es precisamente esta diversidad la que hace que cada cuerpo sea único. Con hoyuelos o sin ellos, lo que importa es cuidarse, sentirse bien con uno mismo y aprender a amar esos pequeños detalles que marcan la diferencia.