Las dietas ricas en proteínas (carne, huevos, lácteos, etc.) están de moda, pero un consumo excesivo supone una carga para los riñones, sobre todo en personas sensibles o que ya padecen debilidad renal.
El equilibrio es importante: varía tu dieta (legumbres, tofu, pescado) y escucha a tu cuerpo.
Ignorar las dolencias estacionales menores.
Un resfriado o una gripe nunca son agradables, pero ¿sabías que algunas infecciones, si no se tratan adecuadamente, pueden complicarse y causar daño renal? Esto es especialmente cierto si retrasas el tratamiento o ignoras los síntomas persistentes.
Descansa, bebe mucho líquido y consulta a un médico si es necesario: tus riñones te lo agradecerán.
Vivir con dolor sin decir nada.
Algunos dolores crónicos o mal tratados pueden indicar inflamación o daño que los riñones deben compensar. El resultado: un órgano constantemente sobrecargado.
No ignore el dolor: es una señal de alerta importante. Consulte a un médico de inmediato si nota algo inusual.
Conclusión:
Dale a tus riñones el cuidado que merecen y ellos continuarán cuidándote con discreción y eficacia.
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