Con el tiempo, nuestra piel cambia. Se nota más en las puntas, más seca, con marcas en las puntas y manchas oscuras. Sin embargo, envejecer no significa renunciar a la belleza ni a la luminosidad del rostro. Al mismo tiempo, existen algunas acciones visibles y bien elegidas que ayudan a mantener la piel flexible, luminosa y vital.
Limpiar, hidratar, proteger: la base de una rutina antienvejecimiento eficaz

La piel envejecida requiere suavidad… pero también regularidad. Como planta hermosa, requiere cocción durante todo el día. La limpieza matutina y nocturna ayuda a eliminar impurezas, exceso de grasa y residuos de contaminación que aceleran el envejecimiento de la piel. Elija un limpiador suave sin alcohol y luego utilice un tónico para reafirmar y calamares.
El siguiente paso, la hidratación, es esencial. A medida que pasan los años, la piel se vuelve áspera y seca. Una buena crema hidratante con ácido hialurónico, ceramidas o aceites vegetales como jojoba, argán o rosa mosqueta será la mejor opción.
Una crema antiedad: ¡sí, es buena!
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