Cirujano cardíaco advierte: Esta píldora común debilita el corazón de las personas mayores
Con décadas de experiencia en cirugía cardíaca, los profesionales de la salud atienden con frecuencia a pacientes mayores que sufren molestias en el pecho, dificultad para respirar o fatiga repentina. A menudo, la causa no se limita a la dieta o el estrés, sino a un medicamento que se toma durante años, a veces incluso recetado para aliviar otra afección. Lo que muchos adultos mayores desconocen es que algunas pastillas comunes que millones de personas mayores de 60 años toman a diario pueden dañar silenciosamente el músculo cardíaco, elevar la presión arterial o provocar ritmos irregulares. Estos medicamentos no siempre causan efectos secundarios inmediatos, pero con el tiempo pueden debilitar el corazón y acortar la vida.
Medicamentos antiinflamatorios no esteroideos (AINE): un riesgo subestimado
Los antiinflamatorios no esteroideos, como el ibuprofeno y el naproxeno, se utilizan ampliamente para la artritis, el dolor articular y el dolor de espalda en adultos mayores. Estos medicamentos pueden aumentar la presión arterial y causar retención de líquidos, lo que sobrecarga el corazón.
En una persona con un corazón debilitado o envejecido, esta presión adicional puede provocar insuficiencia cardíaca o arritmia. Con el tiempo, los AINE pueden dañar los vasos sanguíneos y reducir la función renal, lo que sobrecarga aún más el sistema cardiovascular.
Medicamentos para la diabetes: cuidado con las tiazolidinedionas
En las personas con diabetes tipo 2, una clase de medicamentos llamados tiazolidinedionas, incluida la pioglitazona, puede dañar el corazón de forma discreta. Estas pastillas pueden causar acumulación de líquido, hinchazón de piernas e incluso insuficiencia cardíaca congestiva, especialmente en personas mayores de 60 años.
Aún más preocupante, estas pastillas pueden enmascarar los primeros síntomas de insuficiencia cardíaca, como fatiga o dificultad para respirar. Las personas mayores con diabetes ya tienen un alto riesgo de padecer enfermedades cardíacas, y añadir un medicamento que sobrecarga el corazón se convierte en una combinación peligrosa.
Pastillas para dormir y sedantes: riesgos nocturnos
Muchos adultos mayores dependen de medicamentos sedantes-hipnóticos como el zolpidem o fármacos más antiguos como el diazepam. Estas pastillas ralentizan todo el sistema nervioso, incluyendo la frecuencia cardíaca y la presión arterial, lo que reduce la capacidad del cuerpo para responder al estrés o las necesidades de oxígeno durante el sueño.
Estos medicamentos pueden causar apnea del sueño o empeorar la apnea existente, sometiendo al corazón a una carga excesiva y potencialmente provocando alteraciones peligrosas del ritmo cardíaco. También pueden interferir con medicamentos esenciales para el corazón, como los betabloqueantes.
Antidepresivos tricíclicos: una clase a tener en cuenta
Los antidepresivos tricíclicos, como la amitriptilina o la nortriptilina, solían recetarse para la depresión, la ansiedad o el dolor crónico. Estos medicamentos conllevan riesgos cardíacos significativos, especialmente para las personas mayores de 60 años.
Pueden causar latidos cardíacos irregulares, fluctuaciones en la presión arterial e incluso una afección peligrosa llamada bloqueo cardíaco. Con el tiempo, interfieren con las señales eléctricas que controlan el ritmo cardíaco, lo que las hace especialmente peligrosas para los adultos mayores que ya padecen arritmias.
Descongestionantes: riesgos cardiovasculares ocultos
Los descongestionantes como la pseudoefedrina y la fenilefrina, presentes en muchos medicamentos para el resfriado y las alergias, actúan estrechando los vasos sanguíneos. Sin embargo, también estrechan los vasos sanguíneos de todo el cuerpo, incluidos los que irrigan el corazón.
Esta acción aumenta la presión arterial y obliga al corazón a trabajar más. Para las personas mayores, esta presión adicional puede ser peligrosa, especialmente si padecen hipertensión o cardiopatías preexistentes. Estas pastillas también pueden provocar latidos cardíacos irregulares o palpitaciones.
Inhibidores de la bomba de protones: efectos preocupantes a largo plazo
Los inhibidores de la bomba de protones (IBP), como el omeprazol o el pantoprazol, se utilizan ampliamente para tratar el reflujo ácido. Estudios recientes han demostrado que su uso prolongado puede aumentar el riesgo de problemas cardíacos.
Los IBP reducen el ácido estomacal, pero este ácido es esencial para la absorción de nutrientes como el magnesio. Unos niveles bajos de magnesio pueden provocar arritmias, fatiga y debilidad muscular. Con el tiempo, los IBP también pueden alterar la flora intestinal y contribuir a la inflamación, directamente relacionada con las enfermedades cardíacas.
Antidepresivos tricíclicos: una clase a tener en cuenta
Los antidepresivos tricíclicos, como la amitriptilina o la nortriptilina, solían recetarse para la depresión, la ansiedad o el dolor crónico. Estos medicamentos conllevan riesgos cardíacos significativos, especialmente para las personas mayores de 60 años.
Pueden causar latidos cardíacos irregulares, fluctuaciones en la presión arterial e incluso una afección peligrosa llamada bloqueo cardíaco. Con el tiempo, interfieren con las señales eléctricas que controlan el ritmo cardíaco, lo que las hace especialmente peligrosas para los adultos mayores que ya padecen arritmias.
Descongestionantes: riesgos cardiovasculares ocultos
Los descongestionantes como la pseudoefedrina y la fenilefrina, presentes en muchos medicamentos para el resfriado y las alergias, actúan estrechando los vasos sanguíneos. Sin embargo, también estrechan los vasos sanguíneos de todo el cuerpo, incluidos los que irrigan el corazón.
Esta acción aumenta la presión arterial y obliga al corazón a trabajar más. Para las personas mayores, esta presión adicional puede ser peligrosa, especialmente si padecen hipertensión o cardiopatías preexistentes. Estas pastillas también pueden provocar latidos cardíacos irregulares o palpitaciones.